“De hecho, las prestaciones de los intermediarios de la asistencia dejan cada vez más que desear, siendo frecuentes largas esperas telefónicas de más de 30 minutos por parte de los operarios de grúa para poder contactar con las aseguradoras para pedir autorización del destino del vehículo, solicitar un servicio de taxi, etc.
Estas largas esperas producen un gran riesgo para la seguridad vial de los usuarios, los propios operarios y resto de conductores. Además, pese al progreso de la tecnología, se multiplican los errores de ubicación de las incidencias por parte de las aseguradoras, lo que retrasa y dificulta mucho la correcta prestación del servicio de auxilio en carretera.
Fuera de la carretera, las aseguradoras eternizan la solución de las discrepancias en la facturación de los servicios (aduciendo falta de personal) y, en muchos casos, no aceptan los km. reales recorridos, empantanando la gestión de servicio en las empresas de grúas por cuantías nimias. Y en algunos casos, se ha detectado cierto trato denigrante por parte de los responsables de proveedores o, incluso, de los operadores de las aseguradoras para con los operarios de auxilio y empresarios de asistencia en carretera, que quiebran las buenas prácticas sectoriales y acaban por perjudicar a los usuarios del servicio.
Problemas económicos
Desde luego que el sector tiene un serio problema económico (por ejemplo, una póliza de seguro obligatorio cuesta aproximadamente lo mismo en todos los países de la UE, pero las remuneraciones de un servicio de asistencia en España son entre un 250 y 300% inferiores), que degrada el servicio ‘aguas abajo’, incidiendo también en aspectos como que la flota de vehículos sea cada vez más obsoleta por falta de medios económicos para renovarla o que se adolezca de recursos económicos para la mejor formación de los operarios, etc.
Pero, además, sufre claramente unos protocolos y modos de actuación por parte de aseguradoras, plataformas y clubes automovilísticos, que dejan mucho que desear y que no ayudan a la mejora de la seguridad vial, bien de interés general al que se entiende están supeditados.
Malos tiempos para ‘quedarse tirado’ en carretera
Por otro lado, los costes sociales de las empresas de auxilio cada vez son mayores. Las bajas remuneraciones de las aseguradoras impiden poder contratar personal cualificado y dispuesto para un correcto servicio de asistencia en carretera. Por ejemplo, cada vez resulta más habitual que en las entrevistas para la contratación de un operario finalicen bruscamente cuando el empresario informa que, de forma rotativa, se deberá trabajar algún turno nocturno o de fin de semana.
En las zonas más despobladas de España todos estos males se acentúan, habiendo ya disminuido el número de grúas en servicio y cerrado algunas empresas.
Como respuesta a esta situación, los retos sectoriales a corto plazo para atajar estos problemas pasan porque las aseguradoras adecúen de una vez sus precios a la realidad del mercado, posibilitando así la necesaria viabilidad económica que permita la contratación de más operarios mientras se respetan correctamente las jornadas de trabajo y descansos (haciendo hincapié en la lucha contra la competencia desleal) y hacer frente a los desbordantes aumentos de los precios de los carburantes e insumos, así como a instaurar esa cultura del ‘triage’ en las empresas de auxilio, que les permita gestionar sus negocios de un modo más eficiente y rentable, sin que se vea comprometida la seguridad vial”.