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'Las políticas de movilidad sostenible deben ser de Push and Pull, es decir: palo y zanahoria'

'Las políticas de movilidad sostenible deben ser de Push and Pull, es decir: palo y zanahoria'

Mateus Porto Schettino, profesor de Urbanismo y Codirector del Master Universitario en Diseño Urbano y Movilidad Sostenible ha contado a NEXOBÚS su perspectiva del porqué las medidas adoptadas para fomentar el transporte público, no han reducido el uso del vehículo privado

martes 31 de octubre de 2023, 07:00h
Según un estudio, la subvención del transporte público no logra sustituirlo por el vehículo privado. Los expertos afirman que el precio del servicio del transporte público en Madrid no consigue reducir el tráfico, llegando a la conclusión de que influyen otros factores como el tiempo de viaje o las frecuencias de paso. Tras un año del inicio de las medidas del Gobierno para fomentar el uso del transporte público en las grandes ciudades, el centro de políticas económicas de Esade publica un estudio en el que concluye que la iniciativa no ha reducido el tráfico de forma significativa. Para saber las posibles causas, desde NEXOBÚS, hemos entrevistado a Mateus Porto Schettino, profesor de Urbanismo y Codirector del Master Universitario en Diseño Urbano y Movilidad Sostenible. Mateus también es consultor en planificación de la movilidad y diseño de espacio público con experiencia en Brasil, España, Portugal y Tanzania. Asimismo ha realizado estudios en Doctor en Urbanismo por la ETSA - Universidad Politécnica de Madrid.

Faltan medidas restrictivas al uso del coche particular

Efecto de sustitución

Pregunta: ¿Qué opina sobre la gratuidad de los abonos de transporte, y por qué no han sido la solución para sustituir el vehículo privado por el transporte público?

Respuesta: La gratuidad de los abonos de transporte público para determinados colectivos son una potente medida para potenciar el uso de los modos colectivos. Sin embargo, se debe adoptar de manera singular y siempre acompañada de otras acciones para evitar efectos indeseados. La situación de crisis económica e inflación que han derivado en la medida en el contexto español puede justificar la medida, pero cabría seleccionar mejor qué colectivos realmente necesitan acceder a la ayuda.

La gratuidad del transporte público en general no debe ser un objetivo de la movilidad sostenible, ya que puede tener efectos indeseados, como la sustitución de desplazamientos que antes se hacían de forma activa (andando o en bicicleta), sin llegar a afectar el uso del automóvil privado. Por lo que he entendido el estudio en cuestión no profundiza en las causas del poco impacto de la medida sobre la circulación de automóviles en Madrid, algo que habría que estudiar en profundidad y de manera específica. Aunque se haya incrementado el nº de personas usuarias del transporte público, la cantidad de coches en circulación no ha cambiado. Una hipótesis sería el conocido efecto de sustitución: cuando se reduce la congestión momentáneamente, otros vehículos ocupan este espacio en poco tiempo, atraídos por la temporal mejora de la fluidez. La razón del mantenimiento de la congestión en Madrid no es el limitado efecto de la gratuidad del abono, sino la falta de medidas restrictivas al uso del coche particular. No sirve solo con promover formas más sostenibles como el caminar, la bicicleta o el transporte público. Hay que combinar el fomento de estos modos con medidas de desincentivo a la motorización individual. Las políticas de movilidad sostenible deben ser de Push and Pull, es decir: palo y zanahoria.

P.¿Qué medidas deben adoptar los ayuntamientos de las grandes ciudades para descongestionarlas de vehículos privados?

R. Se deben adoptar medidas de carácter integral, tanto en sentido territorial (es decir aplicadas al conjunto de la ciudad, centro y periferia) como en relación a los campos de acción y tipos de medida (enfoque holístico). Por supuesto se requieren medidas físicas y de gestión sobre de las infraestructuras de transporte, que impidan o disuadan de circular en automóvil privado. Algunas medidas conocidas son: reducción de la capacidad de las vías, zonas de acceso restringido a determinados tipos de vehículos o personas usuarias (ZBE, Supermanzanas, …), reducción de la velocidad y medidas de calmado de tráfico, peajes urbanos, etc. Otra pieza clave es el aparcamiento. No existe desplazamiento en coche que no empiece y termine en una plaza de aparcamiento. Por lo tanto, políticas de reducción de la oferta, control y regulación del estacionamiento son fundamentales para promover un uso más racional de automóvil. Sin embargo, no es suficiente con actuar sobre las infraestructuras de transporte (calles y carreteras). Cabe entender la movilidad en su contexto y las razones para la dependencia del coche privado (muchas veces encontradas en un modelo urbano disperso, de baja densidad, zonas monofuncionales, con actividades alejadas, etc.). Para fomentar autonomía y libertad de movimiento para todas las personas hay que promover proximidad. Algo que se consigue en ciudades compactas, con densidades medias y mucha mezcla de usos. Por lo tanto, las medidas de carácter urbanístico son fundamentales.
Pero también sabemos que nuestras decisiones y hábitos de movilidad dependen del nivel adquisitivo y el precio de cada alternativa, cuestiones culturales, entre otras. Así, se requieren medidas fiscales, de empleo, educativas, publicidad y un largo etc.

P.¿Qué datos positivos existen en el estudio?
R. Diría que si el uso del coche no ha aumentado ya sería algo positivo, con todas las facilidades y ventajas que se siguen ofreciendo a esta forma de desplazamiento. Y, a pesar de que no se haya adoptado la medida de forma más selectiva, el hecho de que personas que realmente necesitan hayan encontrado un alivio económico y podido dedicar su poco dinero a resolver otras carencias, también es algo positivo.