En un momento clave para el futuro del transporte en Europa, el Parlamento Europeo ha optado por frenar. Con su respaldo a la propuesta de retrasar los objetivos de reducción de emisiones de CO2 para los fabricantes de automóviles hasta 2027, ha encendido las alarmas entre quienes ven en esta decisión un paso atrás en la carrera hacia una movilidad limpia.
Una marcha atrás cuando más se avanzaba
Los datos muestran una tendencia clara: las ventas de coches eléctricos de batería han crecido un 45% en Europa durante el primer trimestre del año, en comparación con el mismo periodo de 2024. Esto no es casual. La industria había respondido al desafío climático lanzando modelos más asequibles, en parte impulsados por el objetivo europeo de reducción de emisiones fijado para 2025. Sin embargo, esa meta ahora se pospone.
La decisión, también respaldada por los Estados miembros, ha sido interpretada por organizaciones ecologistas como un regalo innecesario a los fabricantes, justo cuando empezaban a acelerar.
Críticas desde el sector ecologista
Laura Vélez de Mendizábal, experta en electromovilidad de Transport & Environment (T&E) España, lo resume con una mezcla de decepción y preocupación: “Es irónico que se retrase justo cuando las ventas despegan. Este auge venía motivado por los propios objetivos que ahora se diluyen. Al final, esto no solo frena el despliegue del vehículo eléctrico, sino que siembra incertidumbre entre quienes apuestan por invertir en su fabricación aquí, en Europa”.
Desde T&E insisten en que este tipo de decisiones pueden tener consecuencias más profundas: ralentizar la inversión, debilitar la competitividad europea y permitir que otras regiones, como China, sigan ganando terreno.
Una encrucijada con consecuencias de largo alcance
El debate sobre cómo descarbonizar el transporte no es nuevo, pero cada decisión marca un camino. Para quienes trabajan por una transición justa, verde y europea, lo de hoy ha sido un tropiezo. Porque no se trata solo de números o plazos, sino de señales claras para la industria, el mercado y la ciudadanía.
Europa, dicen desde T&E, necesita coherencia y valentía política si quiere liderar esta transformación. Porque mientras se debate sobre años y objetivos, el planeta y el mercado no esperan. Y los consumidores, que cada vez miran más hacia opciones limpias, tampoco.
El futuro del vehículo eléctrico en Europa sigue en marcha. Pero decisiones como esta marcan si avanzará con paso firme… o con freno de mano echado.