La industria española de proveedores de automoción ha cerrado 2024 con una facturación de 41.238 millones de euros, manteniéndose por encima del umbral de los 40.000 millones por tercer año consecutivo, a pesar de una caída del 0,7% respecto a 2023. Así lo ha confirmado la Asociación Española de Proveedores de Automoción (sernauto), que advierte de un cambio de ciclo tras dos ejercicios marcados por el crecimiento y el impulso inflacionario.
Este leve descenso viene acompañado de una caída del 12,3% en inversión en capacidades productivas, que se situó en 1.466 millones de euros. Del mismo modo, la inversión en I+D+i bajó un 2%, hasta los 1.245 millones, manteniéndose, no obstante, muy por encima de la media industrial española. Aun así, el sector ha demostrado un alto compromiso con la transformación tecnológica, la sostenibilidad y la generación de empleo de calidad, con 325.200 trabajadores directos e indirectos, de los cuales más de 200.000 son empleos directos.
Compromiso industrial en entornos complejos
A pesar de la desaceleración global, los proveedores españoles siguen invirtiendo y exportando con fuerza: en 2024, las ventas internacionales alcanzaron los 25.065 millones de euros, lo que representa cerca del 60% del volumen total. Mientras tanto, el mercado nacional tuvo un comportamiento mixto, con una caída del 6,7% en la cadena de suministro y un alza del 7,3% en el negocio de recambios.
El presidente de sernauto, Francisco J. Riberas, ha subrayado que “la resiliencia del sector ha sido notable, pero las actuales exigencias regulatorias, junto al reto de la descarbonización y la digitalización, requieren una estrategia-país firme y ambiciosa que atraiga inversiones y apoye especialmente a las pymes”.
Llamamiento a una política industrial más firme
Las previsiones para 2025 apuntan a un ejercicio igual de exigente, aunque con estabilidad en facturación y empleo. Desde sernauto, el director general José Portilla ha reclamado un plan de apoyo sólido, con medidas que mejoren los márgenes de las empresas, aceleren los PERTES y pongan en marcha un ambicioso Plan Renove.
Asimismo, ha advertido sobre el impacto de los aranceles y ha insistido en la necesidad de una nueva Ley de Industria que apueste decididamente por la autonomía estratégica y la competitividad. “Avanzar en una política industrial con visión de futuro es esencial para que esta industria clave siga siendo motor económico y social de nuestro país”, concluyó Portilla.