La producción de e-combustibles, químicamente similares a la gasolina y el gasóleo, estará aún en pañales cuando se produzca el cese de las ventas de coches de combustión interna previsto en Europa. De los 287 millones de vehículos previstos en la UE, sólo 5 millones podrían funcionar con combustible sintético en 2035, según el análisis del grupo ecológico Transport & Environment (T&E) sobre los volúmenes previstos por la industria. T&E afirma que los carburantes electrónicos en los coches son un caballo de Troya para que las petroleras y los fabricantes de motores retrasen la transición a las tecnologías de emisiones cero. Por ello, pidió a los legisladores de la UE que se resistieran a las presiones de la industria para que se introdujera una laguna en las normas de eliminación progresiva de los combustibles electrónicos.
Sólo el 2% podrá circular
Yoann Gimbert, analista de movilidad eléctrica de T&E, dijo: "Los e-combustibles se presentan como una forma neutra de prolongar la vida de la tecnología de los motores de combustión. Pero los propios datos de la industria muestran que sólo habrá suficiente para una pequeña fracción de los coches en circulación. Los legisladores deberían cerrar la puerta a este Caballo de Troya para la industria de los combustibles fósiles".
La previsión de la industria se basa en los e-combustibles producidos en la UE, pero su proyección incluye el carbono capturado de los emisores industriales y no está claro qué parte de la electricidad sería certificada como 100% renovable. El número de coches que podrían funcionar con combustibles sintéticos sería aún menor si sólo se utilizaran e-combustibles neutros en carbono, es decir, los fabricados íntegramente con electricidad renovable adicional y CO2 capturado directamente del aire.
Planes poco realistas
Según T&E, los planes de la industria para importar combustibles electrónicos neutros para el clima a gran escala no son realistas, ya que no existen las plantas de producción ni las normas mundiales para certificar los combustibles sintéticos. Además, tomar combustibles electrónicos de otros países retrasaría los esfuerzos de las economías menos desarrolladas por descarbonizar sus propios sectores de transporte y energía.
Los combustibles sintéticos también son una solución mucho menos respetuosa con el medio ambiente para los coches que los coches eléctricos con batería. En 2030, un coche eléctrico emitirá un 53% menos de CO2 a lo largo de su ciclo de vida que un coche que funcione con e-combustibles, según confirma el análisis más reciente del ciclo de vida.
La quema de e-combustibles en los coches tampoco aliviará las emisiones tóxicas de una de las mayores fuentes de contaminación atmosférica. El año pasado, las pruebas de laboratorio demostraron que un coche que quemaba combustibles sintéticos emitía la misma cantidad de emisiones tóxicas de NOx que la quema de combustibles fósiles. Además, los combustibles sintéticos seguirán siendo caros de producir durante algún tiempo, y hacer funcionar un coche con e-combustible costará al conductor medio 10.000 euros más en cinco años que hacer funcionar un coche eléctrico de batería. Los combustibles electrónicos en el transporte por carretera son muy ineficientes en comparación con la electrificación directa: cambiar sólo el 10% de los coches a combustibles electrónicos y otro 10% a hidrógeno aumentaría la demanda de electricidad en un 36%.
Los legisladores de la UE están ultimando las normas para la propuesta de eliminación progresiva de los motores de combustión en 2035. La próxima ronda de negociaciones tendrá lugar el 27 de octubre.
