El caso es que una segunda ciudad importante del país vecino acaba de anunciar una posición similar. Pau, que lleva más de cuatro años operando una línea de BRT con vehículos de hidrógeno (de Van Hool), dejará de comprar más buses de este tipo para pasarse a las baterías eléctricas.
Hay que seguir tomando decisiones al respecto
Las razones de esta nueva postura radican en el incremento del precio del hidrógeno, en que las subvenciones de las que disfruta se están agotando y, finalmente, al hecho de que la estación de generación está dando algún que otro problema inesperado.
Dos caminos
Por tanto, cuando en una gran parte de Europa se sigue apostando por el hidrógeno como alternativa a medio y largo plazo (las baterías son la elección casi unánime en el corto), algunas empresas que apostaron por ser pioneras en el H2 ahora se lo están replanteando.
Por supuesto, no es una opinión generalizada. Por muy relevantes que sean en Francia, no dejan de ser únicamente dos ciudades, o quizá sería mejor afirmar que dos Administraciones. Pero tampoco convendría obviar el hecho de que, con unidades ya en operación, los resultados no están siendo los esperados. Hay que seguir tomando decisiones al respecto, y es importante conocer todos los puntos de vista.