En la carrera por reducir las emisiones de CO2 en el sector del transporte, tanto los camiones eléctricos de batería (BEV) como los camiones de hidrógeno (FCEV) se presentan como soluciones viables. Sin embargo, cada tecnología ofrece diferentes ventajas que deben ser consideradas según las necesidades específicas de los operadores.
Dependiendo de las necesidades
Los camiones BEV son actualmente más accesibles y se benefician de una infraestructura de carga en rápida expansión, lo que los convierte en una opción práctica para muchas aplicaciones de transporte.
Baterías más pequeñas
Por otro lado, los camiones de hidrógeno tienen la capacidad de almacenar más energía y ofrecer rangos de operación más largos que los BEV, lo que los hace ideales para rutas de larga distancia y operaciones que requieren una mayor autonomía. Estos camiones generan electricidad mediante celdas de combustible que utilizan hidrógeno almacenado en tanques, produciendo únicamente agua como residuo. Además, aunque los camiones de hidrógeno también incorporan baterías, estas son significativamente más pequeñas que las de un BEV, lo que reduce el peso total del vehículo y permite una mayor capacidad de carga.
A medida que la tecnología de hidrógeno continúa desarrollándose, es probable que veamos una coexistencia de ambas tecnologías en el mercado. La decisión de elegir entre un camión eléctrico de batería o un camión de hidrógeno dependerá de factores como la infraestructura disponible, el coste del combustible y la naturaleza de la operación de transporte. Sin embargo, lo que está claro es que ambas opciones serán fundamentales para alcanzar los objetivos de reducción de emisiones y avanzar hacia un futuro más sostenible en el transporte.