En un documento publicado hace algunas semanas, afirma que dicha revisión “proporcionará un incentivo directo para invertir en vehículos pesados de cero emisiones, pues permitirá que pesen cuatro toneladas adicionales (por encima del máximo autorizado de 40). Este peso extra no solo compensará plenamente el peso de la tecnología de emisión cero, sino que, una vez que la tecnología sea más ligera, también permitirá una carga útil adicional”, incentivando también “la adopción de cabinas y dispositivos aerodinámicos, lo que puede ayudar a reducir el consumo de energía” y, por consiguiente, elevando las autonomías.
44
toneladas
será el máximo permitido para los vehículos sin emisiones.
“La revisión eleva el límite de peso de los vehículos de emisión cero hasta las 44 toneladas, independientemente del peso real de la tecnología de emisión cero”, lo que se traduce en que “si la tecnología se vuelve más ligera, los operadores ganarán más capacidad de carga”. Por otro lado, “los transportistas por carretera que utilicen sus camiones, remolques y semirremolques en operaciones intermodales se beneficiarán de un peso adicional de cuatro toneladas, tal como se permite en la actualidad únicamente para los vehículos que transportan mercancías en contenedores o cajas móviles en el transporte intermodal”.
Por lo que respecta a las dimensiones, “se permitirá una altura adicional para el transporte de contenedores de gran capacidad, lo que permitirá que los vehículos estándar puedan participar en este tipo de transporte intermodal. Se espera que todas estas medidas reduzcan el consumo de energía en 12 millones de toneladas equivalentes de petróleo durante el período 2025-2050”.
Impacto ambiental
Las previsiones que maneja la Comisión es que, hasta 2050, esta revisión reduzca las emisiones de CO2 en 27,8 millones de toneladas gracias al “mayor uso de vehículos pesados de emisión cero (en toneladas/km), al paso del transporte exclusivamente por carretera al transporte intermodal, y a la disminución del número de viajes realizados tanto por los vehículos diésel convencionales como por los vehículos de emisión cero (gracias al mencionado aumento de la carga útil)”.
Por todo ello, “el ahorro de costes externos de las emisiones de CO2 será de 3.500 millones de euros, el ahorro correspondiente a las emisiones de contaminantes atmosféricos se estima en 2.100 millones de euros, y el correspondiente a las emisiones sonoras en 700 millones”.
