“El afán recaudatorio de los Estados miembro no tiene fin, ahora Bélgica reconvierte su Euroviñeta temporal para recaudar cinco veces más a través de la nueva tasa por kilometraje que se ha puesto en práctica sin escuchar las numerosas voces que dentro y fuera del país solicitaban un retraso en la fecha en inicio dados los evidentes problemas que se iban a producir, como lamentablemente así ha sido”, afirma Ramón Valdivia, director general de ASTIC.
La desorganización en las primeras horas de entrada en vigor del impuesto se ha sumado, en efecto a la falta de consenso que ha precedido esta nueva medida recaudatoria. Bélgica ha hecho oídos sordos a las quejas de diferentes asociaciones de transportistas, entre ellas, la IRU, la asociación internacional de transporte por carretera.
Medidas como la implantación de esta nueva tasa, se unen a una larga lista de medidas unilaterales de los diferentes Estados miembro de la UE. Por ello, la Asociación reclama el consenso entre los países europeos ya que “medidas como el nuevo gravamen belga dañan la competitividad y eficiencia del sector del transporte y en consecuencia provocan un retroceso en la economía europea”, en palabras de Valdivia.
La patronal considera vital que Europa revise las medidas unilaterales de los Estados para que no se siga perjudicando la actividad del transporte internacional por carretera.