Los gases renovables se han convertido en uno de los elementos llamados a ser importantes en la descarbonización de las flotas de transporte. Pese a que su uso es todavía minoritario, sus resultados ya se están haciendo notar, y desde el Instituto de Investigación Tecnológica de la Universidad Pontificia Comillas se ha realizado un informe llamado La descarbonización del transporte pesado en España y Portugal en el que valorar el estado actual de estos combustibles.
Solo el 1% del gas consumido en transporte fue renovable
Este estudio destaca que, pese a que España es el primer país de Europa en parques de camiones de gas natural comprimido y el tercero en parques de camiones, solo el 1% del gas consumido en el transporte en 2022 fue de origen renovable, mientras que países como Suecia o Alemania superan ya el 90%. Esto deja mucho trabajo por hacer, aunque parece que el Sector es consciente de ello, pues el informe señala también que se prevé que la producción de biometano se multiplique por 10 en nuestro país entre 2022 y 2025. Actualmente existen 8 plantas de producción y 13 plantas piloto, pero también varios proyectos ambiciosos conscientes de su potencial impacto.
Falta de infraestructuras
Y es que, a pesar de su uso minoritario, los datos reflejan que el uso de biometano, hidrógeno y gas natural en el transporte pesado ya evitó la emisión de 500.000 toneladas de CO2 en España y Portugal durante todo el año pasado. No obstante, estas cifras no podrán terminar de crecer del todo mientras la falta de puntos de suministro siga siendo un problema, ya que, por ejemplo, actualmente solo exiten nueve hidrogeneras en todo el país y de ellas solo dos son de uso público, cuando la Hoja de Ruta del Hidrógeno para 2030 establece que deberá haber entre 100 y 150 en todo el territorio.
Para intentar llegar a estas cifras, existen actualmente cerca de 100 proyectos de producción de hidrógeno verde en la península ibérica, de los que un tercio irán destinados al transporte. Con ellos, España alcanzaría una potencia de electrólisis de 18,1GW, muy superior a los 4GW marcados por la hoja de ruta, pero todos estos proyectos están todavía en fase muy preliminar y llevará tiempo convertirlos en realidad.
El estudio llega por tanto a la conclusión de que la implantación de esta tecnología está todavía muy verde, pero confía en que la intensa actividad legislativa de Europa al respecto sirva para impulsarla. Dado su potencial, el uso de forma habitual de estos combustibles será determinante para alcanzar los objetivos climáticos.
