Sin embargo, el Grupo Volvo ha adquirido por algo más de 200 millones de dólares la unidad de negocio Proterra Powered. Como explican desde el fabricante sueco, “el cierre de la transacción, previsto para principios de 2024, estará sujeto a la autorización de la fusión y a otras condiciones”.
Entre los activos que serán adquiridos por Volvo, si todo va bien, se encuentran un centro de desarrollo de módulos y paquetes de baterías en California y una fábrica de montaje en Carolina del Sur, que permitirán al grupo nórdico ampliar y acelerar el desarrollo de las baterías para impulsar el proceso de electrificación de sus productos.
Análisis del experto
Alastair Hayfield, director de Investigación Senior de la empresa de inteligencia de mercado Interact Analysis, ya avanzó que “tendría sentido que un fabricante de equipos originales adquiriera la empresa y la integrara en la suya propia”. En este sentido, “el Grupo Volvo ha perseguido una estrategia de electrificación en todas sus líneas de negocio (camiones, autobuses, vehículos todoterreno y motores) y ha creado a propósito una división de informes centrada en la energía”.
En marcha
La
transición de Volvo hacia la electrificación no tiene vuelta atrás
Por otro lado, Hayfield recuerda que “Volvo es el único fabricante europeo que figura entre los 10 primeros fabricantes mundiales de camiones eléctricos y es, muy probablemente, el primer fabricante de equipos de construcción electrificados”.
Por último, considera que esta operación tiene “mucho sentido, ya que permitirá a Volvo ir más rápido con su estrategia de electrificación y le dará una planta de fabricación de baterías para apoyar sus operaciones en Estados Unidos”.